Hecha por mi |
Que más da lo que la gente pudiera murmurar, los silencios aumentaban temerosamente cuando él pasaba por su lado con la cabeza erguida como si su superioridad sujetará el cielo. Su mirada congelaba a cualquier persona, sus ojos mostraban la ira y la fuerza de una persona rota por momentos pasados. Empuñaba su tabla de skate como cual guerrero su escudo y con sus ruedas hacía romper el frío suelo de la ciudad haciéndose notar. Como una sombra se camuflaba entre la oscuridad de la noche donde solía ganar más de una batalla contra el recuerdo. Durante el día se junta con las lúgubres esquinas de los barrios más peligrosos donde refugia su ira y sus arrebatos de odio. Lo puedes ver caminando entre las calles con la música retumbando estrepitosamente en sus cascos y con su ropa holgada donde deja mostrar su potencial de destrucción. Quizás algunos lo consideren un peligro, otros un fuera de serie, yo un alma en pena. Pero él se hace llamar un chico rebelde.